lunes, marzo 28, 2011

Carta de Noam Chomsky exigiendo la abolición de la ley Gayssot

Noam Chomsky, filósofo judío norteamericano que exige la abolición de las leyes represivas contra los revisionistas

La ley Gayssot fue aprobada en Francia cuando el imparable avance del revisionismo histórico y la impotencia de los historiadores oficiales, incapaces de refutar o siquiera de responder razonablemente (sin hacer el ridículo) a los argumentos de los historiadores revisionistas en un debate libre y abierto, llevó a las autoridades sionistas de ocupación de Europa a promulgar una serie de normas penales abusivas que vulneran la declaración universal de los derechos humanos y permiten encarcelar, por meros delitos de opinión, a los críticos anti-sistema, sin que la prensa "democrática", ONGs como Amnistía Internacional ni prácticamente nadie, a excepción de los propios revisionistas, muevan un dedo en favor de los represaliados. Pero decir "nadie" sería injusto cuando, precisamente, el más importante intelectual norteamericano, de origen judío, a saber, Noam Chomsky, lleva mucho tiempo denunciando esta obscena represión, sin que, en términos generales, se tenga la indecencia de pretender que Chomsky sería un neonazi camuflado o cosa por el estilo. Reproducimos a continuación una carta de Noam Chomsky exigiendo que se ponga en libertad a un revisionista ultracatólico francés encarcelado por sustentar opiniones distintas a las arrojadas cada día por la asfixiante telepantalla orwelliana. En el texto, reclama Chomsky también que la ley Gayssot sea definitivamente abolida:

I understand that Vincent Reynouard has been condemned and jailed under the Gayssot law, and that a petition is being circulated in protest against these actions. I know nothing about Mr. Reynouard, but regard the Gayssot law as entirely illegitimate, inconsistent with the basic principles of a free society as these have been understood since the Enlightenment. The law in effect grants the state the right to determine historical truth and to punish departure from its edicts, a principle reminiscent of the dark days of Stalinism and Nazism. If the justification of the Gayssot law is to ban « horrendous views« , or to protect the right to »live free from fear of an atmosphere » of prejudice and racism, then it should be obvious that, if such laws were applied impartially, they would criminalize a vast range of public discourse, which, however despicable one may find it, should certainly be permitted in a free society, and indeed is, with no question being raised.

Accordingly, I would like to register my support for the petition protesting the application of this law in this (or any) case.

Noam Chomsky, September, 5th 2010.

Cuando me preguntan qué podemos hacer contra el estamento político oligárquico, mi respuesta es muy clara: el dogma central del sistema es el holocausto, tenemos el deber moral e intelectual de cuestionar esta narración mítica que sólo sirve para enterrar en el olvido los genocidios sionistas y comunistas. Pero si negamos Auschwitz, nos arriesgamos a que nos metan en prisión en países como Francia, Alemania o Canadá. Ahora bien, siempre podemos manifestarnos contra las leyes represivas, cuya abolición significaría la caída del dispositivo de poder criminal, incompetente y corrupto que nos oprime. No tenemos que defender ni reivindicar el nazismo para negar la validez de unas normas inquisitoriales que, como el propio Chomsky afirma, recuerdan precisamente las de los regímenes autoritarios que pretenden supuestamente combatir.

El (anti)fascismo es un fenómeno unitario, pero de extremada complejidad. La suya es una unidad dialéctica. Somos gobernados por una extrema derecha racista y supremacista, el sionismo, cuyo poder doctrinal se basa precisamente en la negación de su pariente más próximo, léase: el nazismo. No se puede condenar el poder sionista sin condenar una ideología que fue la consecuencia de la pura  y simple inversión de la herencia segregacionista hebrea, perpetrada por el antisemitismo cristiano, el cual aplicaba en su fórmula nazi el versículo 8,44 del Evangelio de San Juan de la misma manera que Josué aplicaba el anatema a los gentiles de la antigua Canaán o los israelíes aplicaron a los palestinos el Plan Dalet en 1948. Tardaremos décadas en hacer comprender esto a quienes, desde las posiciones revisionistas, pretenden rehabilitar el fascismo derechizado o cualquier otra variante de la extrema derecha. Personas que rechazan el sionismo pero reivindícanse como católicos y sostienen absurdos delirantes como que Jesús era "ario". Nuestra lucha comporta un titánico esfuerzo por la verdad, la democracia y los derechos humanos. No hay auténtica democracia sin verdad, ni derechos humanos sin democracia real, asamblearia, participativa... Que nadie se equivoque. La reivindicación de una historiografía científica, veraz, favorece aparentemente al nazismo, porque las afirmaciones que se han hecho en relación con el holocausto son tan horrendas, que la simple restauración de la objetividad se confunde, como ya hemos subrayado en varias ocasiones aquí, con la defensa de este régimen. Hemos de pasar por semejante calvario, es decir, que nos acusen de "fascistas" (=criminales), para llegar al fondo de las cosas y darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Pero el final del camino nada tiene que ver con la instauración de un nuevo fascismo, es decir, de un fascismo blanqueado por la revisión histórica. Nuestra causa no puede tener nada que ver con dicha pretensión porque el nacional-socialismo negó la verdad con la misma indecencia que hácenlo hoy quienes quieren encarcelarnos por el mero hecho de no someternos al dogma antifascista, o sea, por no creer en las mentiras propagandísticas evacuadas actualmente por los más directos parientes de los nazis: los sionistas.

En las grandes guerras del siglo XX no combatieron el progreso contra la barbarie, ni la democracia contra el totalitarismo, sino que tres ideologías antidemocráticas se disputaron el control del planeta: sionismo, fascismo y comunismo. Venció, a la postre, el sionismo. De las tres, la que comparativamente menos atrocidades tuteló fue el fascismo. Esta es la realidad que quiere ocultársenos minimizando los  genocidios, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad perpetrados por los vencedores. Algo opone el "fascismo" a la oligarquía: es el vocablo que -en la jerga de aquélla- mienta la negación del sistema vigente. De ahí su valor crítico, que no cabe confundir con la sustancia histórica real de los estados u organizaciones fascistas. Fascismo, comunismo y sionismo no son idénticos, por cierto. Pero tienen algo en común: niegan la genuina democracia y, ella, la conditio sine qua non misma de la verdad, la cual no puede ser impuesta por la fuerza o la manipulación, sino sólo libremente aceptada si quiere ostentar un carácter ético.

Quien tenga oídos para oír, oiga.

Jaume Farrerons
28 de marzo de 2011

Versión francesa de la carta de Noam Chomsky:

J’apprends que Vincent Reynouard a été condamné et mis en prison au nom de la loi Gayssot et qu’une pétition circule pour protester contre ces mesures. Je ne connais rien à propos de Monsieur Reynouard, mais je considère la loi Gayssot comme complètement illégitime et en contradiction avec les principes d’une société libre, tels qu’ils ont été compris depuis les Lumières.


Cette loi a pour effet d’accorder à l’Etat le droit de déterminer la vérité historique et de punir ceux qui s’écartent de ses décrets, ce qui est un principe qui nous rappelle les jours les plus sombres du stalinisme et du nazisme.


Si la justification de la loi Gayssot est d’interdire les « opinions abominables » ou de faire respecter le droit « de ne pas craindre de vivre dans un climat » de préjugés et de racisme, alors il devrait être évident que, si de telles lois étaient appliquées de façon impartiale, elles rendraient illégales une grande partie des propos exprimés publiquement qui, même si on peut les considérer comme ignobles, devraient certainement être autorisés dans une société libre et qui, en fait, le sont, sans même que cela ne soulève la moindre question.


Par conséquent, je souhaite exprimer mon soutien à la pétition contre l’application de cette loi dans le cas de Monsieur Reynouard (ou dans tout autre cas).


Le 5 septembre 2010.

Leer más:

http://www.agoravox.fr/tribune-libre/article/noam-chomsky-pour-l-abrogation-de-81027

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Jaume: ¿La verdad depende de la democracia? ¿La verdad depende de la aprobación de las mayorias? esto pareciera surgir de esta frace.
"niegan la genuina democracia y, con ella, la posibilidad misma de la verdad..." Creo que una cosa es la verdad y otra la aceptacion de la misma...

ENSPO dijo...

Yo no estoy hablando aquí de lo verdadero, sino de la verdad como principio ético. Las condiciones epistemológicas de que un enunciado sea cierto o válido son una cuestión. Las condiciones éticas de que estemos dispuestos o no a aceptar la verdad como tal, independientemente de cuál sea el contenido concreto de lo verdadero, son otra cuestión.

Por supuesto que lo verdadero no depende de las mayorías. Pero estás hablando de las condiciones epistemológicas de lo verdadero. Ahí estamos de acuerdo, no lo dudes.

Pero se puede conocer lo verdadero y no querer aceptarlo o no poder, porque el Estado, por ejemplo, impone "su" verdad y castiga a quienes la niegan.

Existen unos factores morales y políticos de la aceptación de lo verdadero. Morales cuando no quiero aceptar lo verdadero, políticos cuando lo verdadero viene regulado como doctrina oficial de un partido (totalitarismo) o impuesta por los medios de comunicación (oligarquía).

Y luego hay que matizar en el significado de la palabra "depende". Por mi parte estoy hablando de una condición necesaria, aunque no suficiente. La democracia sería una condición necesaria de la verdad (no de lo verdadero) en el ámbito de lo político.

Quiero con ello decir que la verdad depende de la libertad, que la verdad debe ser aceptada de forma voluntaria y no por coacción. La verdad tiene que ser asumida por el sujeto en un acto ético donde no interfieran otros intereses que el amor a la verdad misma por la verdad misma. Cuando la verdad y lo verdadero se asumen sólo por interés, y en tanto que ese interés dura (por ejemplo, perjudicar a otros), la verdad deja de ser el valor supremo y se convierte en un arma (algo muy típico en las pseudo democracias liberales actuales).

La democracia (y estoy pensando en los griegos) es el lugar histórico donde aparece la filosofía precisamente porque los ciudadanos deciden el destino de la comunidad en base a un debate racional abierto en un foro de forma igualitaria. Esta es la idea de democracia, intrínsecamente ligada a a filosofía y, por tanto, a la verdad. En este sentido, y sólo en este, la verdad "depende" de la democracia, lo que es tanto como decir: la democracia es condición política necesaria (aunque no suficiente) de la verdad.

Saludos.

Anónimo dijo...

O sea tu hablas de democracia en el sentido que los griegos daban al termino y a la forma de gobierno que se ejercia en Atenas por ejemplo o sea nada que ver con la democracia que hoy se conoce, se reverencia y se toma como medida de todas las cosas. Bien.
Con lo demas de acuerdo especialmente que para la busqueda de la verdad hace falta libertad.
Desde la perspectiva practica, crees que esa democracia que mencionas existe alguna posibilidad que pueda darse actualmente?

ENSPO dijo...

No me refiero, ni mucho menos, a reproducir la democracia griega antigua entre nosotros. Entre otros motivos porque dicha democracia convivió con la institución del esclavismo y la privación de derechos políticos de la mujer. Me refiero al principio de isonomía o igualdad ante la ley, que es el fundamento de la idea democrática (también en Grecia, a pesar de sus limitaciones prácticas) y que en los sistemas liberales actuales no se cumple ni en broma. O,mejor dicho, sólo existe en los códigos y declaraciones de principios. Y sí, pienso que una DEMOCRACIA POPULAR PARTICIPATIVA es posible y la única alternativa a la pseudo democracia liberal oligárquica.