domingo, agosto 27, 2017

RESPUESTA A UN TAL MARCOS GHIO (1)

El payaso evoliano Marcos Ghio.
















Yo siempre pago mis deudas, antes o después cumplo con la palabra dada, para bien y para mal. Y quien me busca, me encuentra. Sobre Ghio sólo había escrito una breve frase circunstancial: "ya nos ocuparemos de Ghio". No dije ni cuándo ni cómo. Y me olvidé de ella. Ghio parece que ha utilizado esas cinco palabras como casus belli para un artículo muy agresivo donde vierte todo tipo de calificativos sobre mí. Responderemos en el mismo tono que él ha utilizado en su ataque. No se nos acuse de haber iniciado una guerra que no es nuestra. La iniciamos, ciertamente, contra Evola, pero no contra Ghio. Ahora ha sido el propio interesado quien ha ampliado el campo de batalla. 

GHIO SE OCUPA DE NOSOTROS

Como todos los seguidores de este sitio saben de sobra, FILOSOFÍA CRÍTICA, un blog que había alcanzado las 16.000 visitas al mes en 2012, permaneció cerrado -o, mejor dicho, congelado- durante años como consecuencia de la legislación represiva y liberticida promulgada por el ministro sionista español Alberto Ruiz-Gallardón. Así que, desde aquellas fechas y hasta hace poco más de un mes, todos nuestros propósitos literarios quedaron aquí aplazados, incluida la crítica de Evola. 

Con ella se aplazó también la de su discípulo Marcos Ghio, quien interpreta en Argentina la "obra" del escritorzuelo mágico-esotérico italiano en términos poco menos que "oficiales". Y ello hasta el punto que, en esa competencia por el monopolio de la exégesis evoliana, niega a Ernesto Milá su condición de tal, una pretensión que no puede tomarse en serio porque aquí, en España, ha sido Milá quien ha editado, comentado y difundido los libros de Evola a lo largo de toda su vida. O al menos hasta que, hará unos diez años, la nueva situación geoestratégica mundial le obligó a redefinir sus coordenadas ideológicas, siendo así que el filoislamismo de Evola resultaba harto engorroso cuando el nuevo "enemigo de Occidente" ya no era el comunismo, sino precisamente el islam. Parece evidente que, desde 1989, a los peones de la Red Gladio -con sus think thank propagandísticos y culturales incluidos- no les quedaba otro remedio que reescribir su propia historia, e incluso su propia identidad política personal, pues dicha identidad había sido siempre la misma, a saber: la ausencia de identidad, la lealtad perruna -y mercenaria- a los servicios de inteligencia occidentales, cuyo ejemplo paradigmático en la extrema derecha constituye la figura de Julius Evola. Sea como fuere, en cuanto intérprete autorizado, autoelegido y endiosado, el sedicente evoliano Marcos Ghio se considera así "alguien", por encima de Milá u otros rivales hermenéuticos, lo que le permite referirse arrogantemente al que suscribe como "un tal Farrerons". 

Prosigamos:
Farrerons (en lo sucesivo F.) brindó unas cinco conferencias críticas de la figura de Evola las que fueron condensadas luego por una página nazi de izquierda, del estilo de las SA antes aludidas, titulada Ediciones Streicher en un texto que comentaremos. La última conferencia fue brindada hace tres años y en la misma nos explica que en vez de remitirse a una crítica puntual de la obra de Evola, respecto de lo cual siempre amenaza hacerlo pero nunca cumple, se lo hizo en cambio con un texto de un joven autor que publicaba por primera vez y para la editorial Nueva República (lo cual ya por el nombre que utiliza representa a lo más antievoliano que pueda haber) que es una sucursal del imperialismo ruso en España, adherente por supuesto a la ideología de Dugin, el ideólogo notorio del Sr. Putin. Es de destacar que no hemos leído el texto del Sr. Fernández, tal el nombre del joven que allí escribe, así que no lo podemos criticar, pero sí en cambio podemos hacerlo con las cosas que nos dice F. Luego de la conferencia en un debate allí iniciado alguien le indicó al mismo con tino que, aun aceptando su no lectura de Evola, no podía agotar una crítica a los evolianos con lo escrito por esta persona sin hacerlo también con quienes formamos parte del CEDA; a lo cual F. contestó: ‘ya nos ocuparemos de Ghio’.

Es absolutamente falso que yo haya impartido nunca conferencia alguna sobre Julius Evola. Mis escritos al respecto se publicaron en este blog y limitáronse provisionalmente a materiales muy concretos, a saber, el infame libro de un tal Fernández Fernández, "ideólogo" (aficionado) de MSR tras mi ruptura con Juan Antonio Llopart. Véase: 

http://nacional-revolucionario.blogspot.com.es/2012/06/usurpacion-amputacion-y-tergiversacion_02.html

De ese escrito contra Fernández Fernández, no sabría decir ahora si en el texto o en los comentarios, procede la famosa frase "ya nos ocuparemos de Ghio". 
Pasaron más de tres años luego de esta amenaza efectuada y, en tanto nada de eso ha sucedido, de la misma manera que tampoco su también amenazante lectura de los textos de Evola, al menos públicamente, vamos a revertir la situación y seremos nosotros quienes en cambio nos ocupemos de F.
Quedan explicados los motivos por los cuales no se abundó en la crítica de Evola y, por ende, de Ghio. Parece que Ghio, sin embargo, se ofendió mucho cuando leyó la citada frase, por lo demás completamente inocua, y decidió, recomido por el rencor, tomarse venganza. Para empezar, malinterpreta mi tardanza y me atribuye una supuesta incapacidad de refutarle, así como un desconocimiento de Evola. Aclaremos esto último. No me interesa Julius Evola y me cuesta perder el tiempo con un energúmeno de tales características. Sin embargo, mi crítica se ha basado en la introducción a Evola de presuntos expertos. Por ejemplo: Christian Boutin, Politique et tradition. Julius Evola dans le siècle (1898-1974), París, Kimé, 1992. Por no hablar de los prólogos de Ghio a sus propias traducciones. Aceptada la interpretación de los mismos, supongo que no se me podrá acusar de haber entendido mal a dicho autor. Mi interpretación es, en primera instancia, la suya. Y sobre esa base erijo la crítica, pero no a la exégesis, sino a Evola mismo. Empecé con la bochornosa introducción de Ángel Fernández Fernández y creo que pulvericé a su "Evola", hasta el punto de provocar la reacción airada de Ghio. No dispongo de la introducción de Marcos Ghio, agotada en editorial, pero haré lo posible por conseguir un ejemplar. Por lo que respecta a las fuentes primarias, he ido recopilando casi toda su obra de Evola en italiano, incluidos los ensayos de juventud. Así las cosas, detectar los ensayos que Evola escribió en los años 20 y 30 del siglo pasado, textos con pretensiones filosóficas que son la clave para entender su desequilibrio moral, no resulta tan fácil. He necesitado tiempo y ayuda económica para conseguir esas reliquias en librerías de viejo. A lo cual se han añadido los impedimentos político-legales ya explicados y otros de índole personal en los que no voy a entrar. En definitiva, no pretendo ser un especialista en Evola, pero, tratándose de un autor lógica y racionalmente tan endeble, no es necesario dedicar décadas a su lectura para refutar las mamarrachadas pseudo-filosóficas que salieron de su desquiciada cabeza.

Hace ya tiempo, algo así como un año, me comunicaron la existencia de una réplica de Ghio a mis escritos sobre Evola en la interpretación de Ángel Fernández Fernández. La verdad, no había tenido tiempo ni ganas de leerla, pero, dada la reputación de Ghio entre los ultraderechistas evolianos, que no son pocos, esperaba un enfoque con un mínimo de seriedad y decidí aplazarlo hasta disponer de toda la bibliografía original de la producción temprana de Evola, modificada a posteriori por Evola, a la que más adelante me referiré. Craso error. Después de echarle una ojeada a las primeras líneas, observo que la supuesta refutación de Ghio es una simple paparruchada. Así que, lo reconozco, me equivoqué con Ghio porque he concedido demasiada importancia a un algo y a un alguien que no la merecen. De hecho, ¿quién es realmente Marcos Ghio? Repitámoslo: un discípulo e intérprete de Julius Evola. ¿Y quién es Evola? Un mero sectario esotérico. Evola escribió bastantes libros, ciertamente, pero, en términos de ciencia o de filosofía, estamos ante un individuo que no es absolutamente nadie. Diría más: desde el punto de vista de cualquier tipo de racionalidad -otra cosa sería la literatura de ficción- Evola sólo puede ser calificado de payaso intelectual que reivindica la magia o el zodíaco como prácticas válidas. Con esto ya estaría dicho todo para una persona seria con pretensiones de veracidad, pero a los imbéciles no les basta con la evidencia más aplastante y tendremos que desglosar, punto por punto, las consecuencias que se siguen de dicho factum incontestable. Así que Marcos Ghio sería, por tanto, el discípulo de un payaso, algo así como como un payaso elevado al cuadrado, que se limita a administrar cierto dogma inconsistente e irracional y a pretender, contradictoriamente, por ejemplo, que Evola aporta "pruebas" de lo que escribe. ¡No hay ni una sola "prueba" de nada en Evola! ¡Ninguna! ¿Qué "pruebas" pueden aportarse de la magia excepto el uso efectivo de esos presuntos poderes mágicos? ¿Tenemos alguna noticia de ello? ¿Derribó Evola algún avión aliado con su "rayo verde"? En definitiva, este arlequín mágico-esotérico, Marcos Ghio, es menos incluso que nadie, es decir, más chiquito todavía que el ya de por sí minúsculo maestro suyo, escritor para psiques inmaduras, antifascista de derechas a sueldo de la CIA, traidor cuya función fue destrozar las mentes de dos generaciones de NR. La evidencia sobre las conexiones cloacales de Evola remite al testimonio del militante fascista Vincenzo Vinciguerra.


El chivato de la CIA Julius Evola.
EL SUPUESTO MATERIALISMO ANTIMETAFÍSICO DE SER Y TIEMPO

Cuando se pretende rebatir un texto, lo primero y obligado -pero Ghio se salta a la torera este requisito- es citar ese texto mediante referencias para que el lector pueda localizarlo y contrastarlo con su interpretación crítica. Ghio, subrayemos este punto, se ahorra muchos problemas y además, de forma mezquina, evita hacernos "publicidad" hasta en el nombre (nos llama F.), pero nosotros, por decencia, sí vamos a respetar aquí este imperativo académico básico (no el de la amabilidad correspondiente, que no se merece). Todo lo que venga a continuación se referirá, por tanto, al documento enlazado salvo indicación expresa de lo contrario. Véase: 

http://www.juliusevola.com.ar/El_Fortin/77_Heidegger.htm

Comienzamos así con Ghio: 
Desde una óptica abiertamente de izquierda y pretendidamente fascista, en la ciudad de Barcelona, un tal Jaime Farrerons*, de quien vamos a hablar, ha elaborado una serie de artículos (...). 
No dice de qué artículos se trata. Primera trampa de su dudosa exégesis. El lector no puede acudir a mis textos para cotejar qué dicen realmente y en qué contexto aparecen los fragmentos que Ghio cita. Con esto se derrumba ya toda pretensión de seriedad crítica. Trátase aquí de un tema formal y metodológico, pero que dice mucho sobre la calidad intelectual y la pretensión de veracidad que se pueda atribuir al patético y ridículo panfletillo de Ghio. Continúa su pretenciosa homilía católica: 
(...) remitiéndose, por contraste, al pensamiento del joven Heidegger de Ser y Tiempo, es decir no al Heidegger maduro de postguerra, sino al existencialista que reduce, del mismo modo que podía hacerlo por ejemplo el marxismo, al ser humano a la pura circunstancia de ser en el mundo, en este caso este mundo, rechazando por lo demás cualquier tipo de dimensión metafísica que lo trascienda, a la que reputa también, de la misma manera que el aludido Marx quien nos la definía como de un opio, como un duplicado inútil de la realidad, como la muestra de una gran impotencia y frustración o coartada en no querer asumir la propia muerte, o la explotación del hombre por el hombre, etc, etc.
El "joven" Heidegger al que se refiere Ghio tiene 37 años y es el autor de la obra de filosofía más importante, a saber, Ser y tiempo, desde la Fenomenología del Espíritu de Hegel. Esto no lo digo yo, sino que lo reconoce a disgusto nada menos que el antifascista y antiheideggeriano por excelencia Jürgen Habermas, filósofo vivo más importante de Alemania. Pretender que el autor de dicha obra no está "maduro" cuando la escribe, y que sí lo está en cambio el de posguerra, es decir, el Heidegger sometido a censura de las autoridades de ocupación, resulta simplemente ridículo. No hay nadie relevante, en la crítica textual de Heidegger, repito nadie, que considere al autor de la ontología fundamental un Heidegger todavía "inmaduro". Como "joven Heidegger" se acepta, poco menos que universalmente, como muy tarde el período que comienza con las lecciones de 1919 hasta 1927, fecha de la publicación de Ser y tiempo. "Joven Heidegger" sería el docente de esas lecciones, no el filósofo abrumador de la ontología fundamental.


Por otra parte, Ghio parece olvidar que, entre 1927 (año de la publicación de Ser y tiempo) y 1945 (inicio de la posguerra), Heidegger sigue dando clases, escribiendo y publicando. Así que la doctrina calificada por Ghio de "inmadura" (insisto: la madura comenzaría tras la derrota alemana, según Ghio) se prolongaría nada menos que hasta... ¡los 56 años de edad de Heidegger! A los 50 años, Heidegger era así todavía "el joven Heidegger". AsombrosoAhora bien, ¿por qué Ghio califica de inmadura esa magna producción que escribe hasta las lindes de la vejez e incluye, además de Ser y tiempo, ¿Qué es metafísica?, Kant y el problema de la metafísica, la Introducción a la metafísica, los Cuadernos Negros, las Beiträge, las lecciones sobre Nietzsche y Hölderlin, así como decenas de escritos, lecciones, conferencias, libros... en los que se encuentra "casi todo Heidegger"? Porque, en su ignorancia sobre Heidegger, Ghio cree que puede utilizar la obra tardía y autocensurada de Heidegger como agua para el molino mágico-esotérico evoliano, algo que a buen seguro habría provocado la hilaridad del filósofo alemán. 

Sobre la caracterización que Ghio hace de la filosofía de Ser y tiempo, cabe anticipar, en primer lugar, que desconoce completamente la obra y yo dudo que se haya molestado siquiera en leerla. Si lo ha hecho, parece evidente que no ha entendido nada. Ghio no es filósofo y eso se nota. Carece de toda competencia técnica en la materia. Pretender reducir Heidegger a Marx, cuando Ser y tiempo comienza con un replantemiento de la pregunta por el ser, equivale a confesar, involuntariamente y entre la pirotecnia autolaudatoria, la propia ignorancia o, en el mejor de los casos, a mentir de forma deliberada. Para Marx, la pregunta por la verdad, que interpretaría como una inversión de Hegel, remite a lo que él entendía por "la materia" (no entraremos aquí ahora en el significado del materialismo para Marx, harto más complejo de lo que Ghio sugiere). Pero Heidegger plantea la cuestión del ser, la temática metafísica por excelencia. ¿Cómo puede pretenderse entonces que Heidegger "rechaza cualquier tipo de dimensión metafísica que lo trascienda"? ¿Qué entendemos aquí por "trascendencia"? ¡Hay que examinar sólo los dos primeros capítulos introductorios de Ser y tiempo! Más fácil se lo pongo todavía: ¿cómo explica Ghio, entonces, si es cierta su afirmación, algo tan simple como el título del libro Introducción a la metafísica, de 1935, o la conferencia "¿Qué es metafísica?", de 1929, dedicada al tema de la nada? El problema de Ghio es que, en su inepcia filosófica, confunde "metafísica" con una determinada metafísica, de tal suerte que, para él, todo lo que no se corresponda con "esa" metafísica católica equivale ya a "materialismo marxista". Un brutal simplismo reaccionario de sacristía troglodita que no merece la menor consideración filosófica. Indicativo de ello es que Ghio confunda la frase de Marx sobre la religión como "opio del pueblo", con la mucho menos obvia de la "metafísica como opio del pueblo". Marx no consideró la metafísica como opio del pueblo, entre otras cosas porque el pueblo, para empezar, no consume tratados de metafísica; antes bien, Marx leyó a Hegel con mucha atención y no puede negarse que Hegel era un metafísico. Para Ghio metafísica es únicamente religión y con esto ya estaría casi todo dicho sobre su capacidad de comprensión de textos filosóficos. 

Pero no vamos a concluir aquí la crítica del pasaje citado supra, siendo así que en dicho fragmento, que de ahora en adelante denominaremos fragmento 1se comprime toda la supina ignorancia filosófica de Ghio. En próximas entradas vamos a demostrar (Ghio no demuestra nada, sólo afirma ex cathedra, pero, ¡ay!, sin cátedra susceptible de avalarle) que este personajillo intelectualmente insignificante, con sus diez líneas sobre Ser y tiempo, ha metido la pata hasta el fondo. ¡Se ha retratado! Sólo después de analizar dicho pasaje, desgranándolo pieza a pieza, iremos liquidando punto por punto su entero panfleto hasta reducirlo al más espantoso de los ridículos. Y esta vez no nos vamos a retrasar tres años. Palabra. 

Jaume Farrerons
2/ Panfleto de Marcos Ghio contra "F." (texto íntegro): 

JORNADA EVOLIANA 11 DE JUNIO DE 2015
EVOLA, HEIDEGGER Y LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA

heidegger   dugin


Tal como ha sido nuestro estilo en las jornadas evocativas de la figura de Evola, al cumplirse hoy los 41 años de su fallecimiento, formularemos una réplica a quienes han sostenido una crítica a su figura, la que, si bien a veces fue efectuada bajo la forma de una pretendida alabanza, en el caso puntual que hoy nos convoca nos referiremos a una de carácter irreverente e irrespetuosa, respecto de la cual soslayaremos una serie de insultos groseros dirigidos en su contra para remitirnos a lo esencial, en tanto que consideramos que la misma refleja una cierta corriente que hoy se encuentra presente entre nosotros y a la que queremos refutar.
Desde una óptica abiertamente de izquierda y pretendidamente fascista, en la ciudad de Barcelona, un tal Jaime Farrerons*, de quien vamos a hablar, ha elaborado una serie de artículos remitiéndose, por contraste, al pensamiento del joven Heidegger de Ser y Tiempo, es decir no al Heidegger maduro de postguerra, sino al existencialista que reduce, del mismo modo que podía hacerlo por ejemplo el marxismo, al ser humano a la pura circunstancia de ser en el mundo, en este caso este mundo, rechazando por lo demás cualquier tipo de dimensión metafísica que lo trascienda, a la que reputa también, de la misma manera que el aludido Marx quien nos la definía como de un opio, como un duplicado inútil de la realidad, como la muestra de una gran impotencia y frustración o coartada en no querer asumir la propia muerte, o la explotación del hombre por el hombre, etc, etc. Acotemos de paso que ese Heidegger pretendidamente fascista que aquí se reivindica fue desplazado al poco tiempo del triunfo del nacional socialismo en 1934 de su cargo de rector en la universidad de Friburgo. Y esto se debió justamente a que en ese entonces, en la etapa juvenil que mencionamos, Heidegger, de la misma manera que el aludido Farrerons ahora, adhería a la vertiente de izquierda del movimiento nacional socialista, la de los hermanos Strasser y Röhm, que fuera defenestrada por Hitler y Himmler en ese mismo año en la epopeya conocida como la noche de los cuchillos largos. Era postulado esencial de tal rama un acercamiento con la Rusia de Stalin para llevar a cabo los dos juntos, la Alemania nacional socialista y la Rusia nacional comunista, la tercera revolución en contra del capitalismo liberal de EEUU e Inglaterra. Un proyecto que, tal como vemos, es parecido en gran medida al que formulan en la actualidad figuras como el euroasiático Dugin. Acotemos que tal postura relativista y de izquierdas será luego corregida por Heidegger con el tiempo en modo tal que se acercará notoriamente al pensamiento evoliano en su obra Introducción a la Metafísica, disciplina a la que vuelve, luego de despojarse de la fenomenología del judío Husserl aplicada en Ser y Tiempo, y en donde manifiesta abiertamente que Rusia y EEUU, lejos de ser puntos de contraste, son ‘metafísicamente iguales’. Es decir que desde un plano metafísico y superior que trasciende lo meramente temporal, histórico y mundano de Ser y Tiempo, las dos naciones que simbolizan las principales concepciones del mundo existentes, liberalismo y marxismo, capitalismo y socialismo, son en el fondo iguales en tanto que ambas se fundan en un materialismo esencial, es decir en una visión del hombre reducido a ser meramente en el mundo y mortal y al que se ha amputado su dimensión superior, espiritual y trascendente.
A su vez y sin entrar a criticar expresamente a la figura de Evola, otro español, José Alsina, en una página que adhiere al movimiento euroasiático, ha escrito una nota de la que hablaremos también, en donde se exalta al joven Heidegger, al cual el autor ruso Alejandro Dugin ha mencionado como el inspirador de la por él inventada cuarta teoría política. Alsina le sugiere a Dugin asumirlo con plena coherencia despojándose de cualquier posible influjo de autores como Evola (del cual como hemos dicho tiene muy poco y nada) o de Alain de Benoist, con el cual tiene en cambio muchísimo que ver, pero que no sería tan plenamente heideggeriano como él pretende.

Hecha esta primera introducción del tema vayamos pues a los textos puntuales y procedamos a refutarlos en los aspectos esenciales empezando por el primero.
Farrerons (en lo sucesivo F.) brindó unas cinco conferencias críticas de la figura de Evola las que fueron condensadas luego por una página nazi de izquierda, del estilo de las SA antes aludidas, titulada Ediciones Streicher en un texto que comentaremos. La última conferencia fue brindada hace tres años y en la misma nos explica que en vez de remitirse a una crítica puntual de la obra de Evola, respecto de lo cual siempre amenaza hacerlo pero nunca cumple, se lo hizo en cambio con un texto de un joven autor que publicaba por primera vez y para la editorial Nueva República (lo cual ya por el nombre que utiliza representa a lo más antievoliano que pueda haber) que es una sucursal del imperialismo ruso en España, adherente por supuesto a la ideología de Dugin, el ideólogo notorio del Sr. Putin. Es de destacar que no hemos leído el texto del Sr. Fernández, tal el nombre del joven que allí escribe, así que no lo podemos criticar, pero sí en cambio podemos hacerlo con las cosas que nos dice F. Luego de la conferencia en un debate allí iniciado alguien le indicó al mismo con tino que, aun aceptando su no lectura de Evola, no podía agotar una crítica a los evolianos con lo escrito por esta persona sin hacerlo también con quienes formamos parte del CEDA; a lo cual F. contestó: ‘ya nos ocuparemos de Ghio’.
Pasaron más de tres años luego de esta amenaza efectuada y, en tanto nada de eso ha sucedido, de la misma manera que tampoco su también amenazante lectura de los textos de Evola, al menos públicamente, vamos a revertir la situación y seremos nosotros quienes en cambio nos ocupemos de F.

1) Evola, Bin Laden y la CIA
 Dice F.
La intención de Évola no fue otra que apartar a los fascistas de posguerra de cualquier veleidad nacional-revolucionaria, utilizarlos como carne de cañón de los servicios de información occidentales en su lucha contra el comunismo y, finalmente, anularlos para la acción política destruyendo en ellos toda forma de inteligencia y sentido crítico

Y en otros pasajes llega a decir que fue un agente del grupo Gladio vinculado a la CIA y al cual habría pertenecido también, según sus palabras su compatriota Ernesto Milá, al que califica como evoliano, cobrando todos ellos un salario por tales servicios.
Al respecto digamos dos cosas. La primera es que resulta dudoso que Milá sea evoliano, al menos hace pocos días ha tenido la honestidad intelectual de cuestionar a Evola por su adhesión a cierto Islam que él repudia del mismo modo que el imperialismo norteamericano y la segunda es que no es verdad que F. y Milá discrepen sustancialmente al menos en los procedimientos de investigación que emplean en sus escritos. Recordemos al respecto que este último ha escrito una obra sobre los atentados de las Torres Gemelas en donde manifestó que estaba totalmente probado que Bin Laden era un agente de la CIA. Nunca aportó jamás ninguna prueba al respecto a pesar de haberlo manifestado de manera categórica y ni siquiera se tomó el trabajo de contestar a nuestro requerimiento, pues en tales casos el silencio es la mejor herramienta defensiva. F. hace lo mismo con Evola a quien además califica pomposamente, junto a una serie de términos también simpáticos y de un tenor muy semejante, de ‘payaso’. A no ser que ello signifique hacer como el maestro italiano que aportaba pruebas de lo que decía, entonces estaríamos dispuestos a pensar que el aludido F. no es un payaso sino una persona seria. Con seguridad que su seriedad, de la misma manera que la de Milá respecto de Bin Laden, se irá incrementando día a día mientras que encontrará a crédulos que aceptarán las hipérboles que dice. Por el momento los que somos payasos nos quedaremos esperando que nos presenten alguna prueba de que sea Evola como bin Laden recibían un salario de la CIA.
Pero vayamos ahora a las razones por las cuales el aludido deduce lo que nos acaba de manifestar.

2) El programa político evoliano y la Derecha
Dice F. en su pretendida crítica del pensamiento de Evola:
No existe, ni puede existir, un programa político "evoliano" a menos que se quiera restablecer, por ejemplo, el derecho de pernada y la servidumbre de la gleba. El evolianismo es estructuralmente apolítico:
no puede confesárseles a los ciudadanos que se les va a privar de la seguridad social, la escolarización obligatoria y el derecho a elegir a sus representantes políticos, para, en lugar de tan decadentes instituciones modernas, restituír los privilegios de una aristocracia hereditaria de señores presuntamente superiores por nacimiento. Parece absurdo pretender, por ejemplo, que la magia o la tradición hermética ocuparán el lugar de la ciencia y, además, colgar esto en un programa electoral. Carece de sentido, yendo hasta el final, razonar contra la razón y sugerir que esos "razonamientos" —por llamarlos de alguna manera- posean
un sitio donde cualquier acción política resultaría a la postre inútil porque la evoliana concepción cíclica del tiempo y de la necesaria decadencia vuelve vano todo influjo histórico de la voluntad, individual o colectiva; donde sólo queda, por tanto, "cabalgar el tigre", o sea, embolsarse el sobre color sepia de los servicios de información del Estado y burlarse de quienes hayan quemado su existencia por la causa nacional-revolucionaria europea. (...)
Con respecto a la primera aseveración, es verdad que no existe un programa electoral evoliano en la medida que nuestro autor rechaza el sistema democrático y sus principios igualitarios, que son en cambio compartidos entusiastamente por F. quien como nos confiesa ha quemado su existencia por ellos; considera pues que no hay que participar de lo que el mundo moderno concibe como política y la apoliteia que se sostiene significa una actitud de prescindencia extrema respecto de tal actividad para sustituirla por una forma superior que apunta hacia la destrucción del mundo moderno y no a la participación en el mismo tal como formula en cambio nuestro crítico. Por lo demás es mentira -y una vez más como buen no payaso que es no acude a texto alguno- que Evola sostenga la recuperación de los privilegios de lo que él llama la aristocracia. Nada de eso es verdad. En todo caso lo que se nota en su tozudez es una gran confusión, habitual en los modernos, entre dos conceptos antitéticos como el de aristocracia y oligarquía. Lo esencial en la aristocracia no estriba en la posesión de bienes económicos, sino en no sentir necesidad alguna por tenerlos. Comparar a un aristócrata en el sentido espiritual de la sociedad tradicional con nuestros capitalistas sedientos compulsivamente de dinero y de bienes para ostentar es de una ignorancia sin límite alguno. Un aristócrata es una persona que aun si poseyese riquezas no está alienado a ellas como el actual hombre moderno. Y en tal sentido está más desapegado de los bienes que el más pobre de los actuales proletarios que aun no teniéndolos vive en función de llegar a adquirirlos. Es más, desde una óptica tradicional que existan aristócratas es algo necesario e indispensable para el hombre común puesto que desde una óptica tradicional la verdadera revolución debe ser prioritariamente moral y no económica. Es necesario que existan personas que muestren que a pesar de tener bienes no están apegados a ellos y que viven frugalmente a diferencia del común de los hombres modernos que aun cuando no tienen viven endeudándose y consumiendo compulsivamente para sostener el perverso sistema capitalista. El aristócrata es pues una élite que actúa como modelo paradigmático para el resto. Mientras que para el izquierdista F. como por lo general para todos los marxistas la meta es engordar al proletario, aunque por lo general lo que se engorda es a una nomenklatura de parásitos, es bandera esencial de un movimiento político evoliano ‘desintoxicar’ al hombre, tanto al que tiene como al que no posee, de la necesidad por lo económico. El problema de nuestro tiempo no es tanto la carencia de bienes sino el exceso de apetito por los mismos en modo tal que en tanto el paradigma sean los multimillonarios nunca terminará la sed de riqueza de las personas y bien se ha dicho que para que el mundo entero tuviese el nivel de vida de las naciones del primer mundo se precisaría de al menos siete planetas para satisfacerlas. Es de recordar en esto a Nietzsche, respecto del cual nuestro crítico se considera seguidor, pero ya veremos cómo, cuando manifestaba que había que estar tanto en contra del capitalista como del proletario en tanto ambos por igual estaban esclavizados, o por acumularlo o por desearlo, a la posesión del dinero.
Tal postura aristocrática, pero en el sentido originario de la palabra, relativa a los que son mejores y superiores a los demás, en tanto que, tal como decía Platón, son capaces de gobernarse a sí mismos, es la que Evola políticamente expresa con el término Derecha en el sentido originario de tal palabra, relativo a derechura, rectitud, cultivo del Derecho, por oposición a izquierda entendida como sinónimo de siniestro, desviado, retorcido. Y es una de las actitudes típicas de lo retorcido justamente la de generar confusiones y caos en todos los niveles, incluso y esencialmente en los del lenguaje, cosa en lo cual el aludido F. colabora de manera notoria en tanto que se califica a sí mismo como un hombre de izquierda.
Veamos las críticas que F. le realiza al respecto, justamente en lo relativo al uso de tal término.
En primer lugar, Évola quien se considera un hombre de Derecha, debe admitir que el signo "Derecha" se utiliza habitualmente para identificar a liberales y capitalistas. El uso de una palabra es muy importante a efectos de determinar su significado, pues no existen "significados auténticos" de los términos, sino usos que acaban convirtiéndose en normativos por decisión institucional.,,, Pues bien, dicha pretensión (la de que existan significados auténticos) sólo podría ser calificada de delirante y es exactamente la de Évola con respecto al vocablo "Derecha". 
Hay que destacar que lo que aquí se ignora es que el significado de las palabras no es una cosa arbitraria y simplemente admitida por el uso, el cual aun siendo masivo puede perfectamente estar equivocado y desviado del mismo. Los términos que se utilizan parareferirse a las cosas no son arbitrarios sino llevan implícita una definición y un significado que los precede y que se vincula con su etimología la cual es anterior al mero uso que se hace de los mismos, tal como supone el no payaso comentarista. Es verdad que las fuerzas oscuras de las subversión tienden a confundir los significados en especial de palabras que denotan realidades imprescindibles para cualquier orden social con la finalidad de destruir la esencia de las cosas y someter a un conglomerado humano; por ejemplo hemos hecho notar varias veces cómo palabras que tuvieron un significado altamente positivo en cualquier sociedad normal como discriminar, autoridad, virilidad, patriarcado, etc. hoy a través de los procesos subversivos que han introducido nuevos usos como los que quiere F. las mismas han sido distorsionadas y convertidas en cosas feas, pasando ello especialmente con la palabra Derecha que es también descalificada por F aceptando que sea asimilada por el uso subversivo que se le ha dado con capitalismo o explotación del hombre por el hombre, tal como ha querido la subversión con la finalidad de sembrar el desprestigio hacia lo verdadero y justo. Pero acotemos que no es que para F. no existe un sentido auténtico de las palabras, como le achaca falsamente a Evola, lo que sucede es que se contradice pues considera que es auténtico aquel uso de los términos que se ha consensuado democráticamente. Por ello según él:
sólo puede hablarse de Derecha por oposición a la Izquierda, pero en el mundo pre-moderno no existe Izquierda. En consecuencia, tampoco puede hablarse de Derecha en la Edad Media. Sostener que un caballero medieval es de "Derecha" comporta el absurdo de afirmar que en alguna ocasión dicho personaje "pensó" su propia identidad por oposición a una "Izquierda". Nadie en sus cabales aceptaría semejante supuesto. Évola, sí.

Sin embargo para desazón de F digamos que Derecha e Izquierda siempre han existido en cualquier sociedad normal como dos vías antagónicas de vincularse con las cosas, incluso las mismas religiones que identificaron a la primera con el orden y la construcción y a la segunda con el desorden y la destrucción. El caballero medieval puede sin más ser calificado como de derecha porque cultivaba virtudes tales como la rectitud y la derechura, todas ellas pertenecientes al mismo tronco lingüístico, así como también se preocupaba por el triunfo de la ley y del derecho. Asimismo repudiaba lo siniestro, la vía escabrosa y desviada como sinónimo de izquierda, en este caso simbolizada en la mano carente de destreza. La novedad moderna no es que haya inventado o ‘consensuado’ (palabra hoy en boga) el uso de tales términos como dice F., sino que es la por primera vez en la historia de la humanidad que se han invertido los valores. Antes en épocas normales nadie se reputaba de izquierda y si se recibía tal calificativo enseguida se contestaba a ello manifestando poseer las virtudes de la derechura y la rectitud. Ahora en la patología es al revés, las personas tienen vergüenza de reputarse como de derecha y si reciben tal calificativo enseguida explican que en todo caso son de centro. Como vivimos en el mundo del revés es comprensible aunque no  justificable lo manifestado por F. para el cual lo repudiable en Evola es que sostenga una idea esencialista de Derecha totalmente divorciada de la realidad, tanto por lo que respecta al lenguaje como a la historiaPasa exactamente lo mismo con otros términos tales como por ejemplo libertino, desprejuiciado, etc. que siempre fueron considerados como cosas feas y ahora en cambio son signo de gran valor. Justamente es aquí donde estriba la gran diferencia: lo que el pensamiento tradicional sostiene es el antirelativismo y el antihistoricismo que él en cambio ha convertido en dogma religioso y en una nueva esencia pero de ello luego hablaremos.
Notemos finalmente adónde llega el oportunismo de esta persona

Considerando que, en la actualidad, en nuestra particularísima situación europea, los trabajadores son los principales perjudicados por la política de inmigración liberal, el programa político NR tiene que ser necesariamente de Izquierda
Es decir que hay que hacerse de izquierda porque está de moda serlo, es decir porque los explotados, que son la mayoría de las personas, han aceptado los slogans modernos del consumismo y desean por la izquierda llegar a ser como los capitalistas, como si acaso no existiese otra forma de explotación más sutil consistente en subvertir el significado de las cosas. En la medida que si aceptamos ser de derecha se nos reputará como capitalistas y explotadores, entonces por tal motivo deberíamos renunciar a serlo. Del mismo modo que en un mañana también podremos renunciar a ser hombres en cuanto tal cosa se habría convertido en sinónimo de machismo y violencia de género, para convertirnos en cambio en unos buenos homosexuales. Esto no es otra cosa que sucumbir en forma oportunista a lo que los otros dicen sin importarnos la verdad de ello. Pero al parecer no se le habría hecho caso a F. y en cambio…
en la crítica coyuntura actual y por culpa de los evolianos, (que como vemos insisten en reputarse como de derecha) se muestran incapaces de derribar las vallas del "corralito fascista" y establecer un contacto político normalizado con las masas populares de naciones ya agonizantes, menesterosas de un patriotismo social del que depende su supervivencia pura y simple.
En pocas palabras porque estamos los evolianos que no somos de izquierda las masas les dan a ellos la espalda y los obligan a vivir en un corralito a los fascistas del estilo de F. Me pregunto por qué no se afiliará directamente a un partido de izquierda como el socialista o Podemos así tendrá consigo el calor de las masas que tanto anhela y no estará obligado a vivir en un corralito. Esto nos hace recordar a los distintos políticos modernos que asumen puntos de vista en función del éxito que les pueden brindar en las urnas.

3) Notorias deformaciones del pensamiento evoliano
Pero no cesa el aludido en su tarea distorsionadora del pensamiento de Evola. Citando un famoso pasaje de Cabalgar el tigre, que es lo único que debe haber leído pero en una traducción que no es la nuestra, leemos lo siguiente:
«Todo parece indicar que es precisamente la situación que se desarrolla en el curso de estos últimos tiempos y que tiene su epicentro en la civilización y en la sociedad occidentales, la que se ha extendido rápidamente al mundo entero. El hecho de que la época actual se encuentra colocada bajo el signo zodiacal de Acuario podría encontrar, por otra parte, una interpretación normal, referida a las aguas, en las cuales todo permanece en estado fluido e informe».
Llega a esta conclusión:
     Ahora ya sabemos a qué se refiere Évola cuando considera que en las "sociedades tradicionales" … el Estado se fundamenta en una fuerza que viene "de lo alto". ¿Qué es este "de lo alto"?..¡Évola apela, sin enrojecer de vergüenza, a conceptos tales como los signos zodiacales y la "era de Acuario"! 
Digamos al respecto que aun con las limitaciones que pueda tener la traducción antes aludida, es indudable que la conclusión que saca F. no es para nada lo que Evola ha dicho allí. Pero para clarificar más el tema hagamos algunas correcciones al texto remitiéndonos a la nuestra. No dice allí ‘una interpretación normal’ cosa en la cual insiste hasta el hartazgo el aludido, sino ‘interpretación no peregrina’ que es algo muy diferente. Ya que estamos en vísperas de la presentación de una nueva edición de Cabalgar con nuestra traducción reproduzcamos el texto en lo que corresponde en tal pasaje. Luego de haber manifestado que la civilización occidental se ha expandido por el mundo entero agrega seguidamente: “por lo cual se podría hallar la no peregrina interpretación del hecho de que la época actual se encuentra bajo el signo zodiacal de Acuario: es decir, bajo la aguas, en las cuales todo vuelve al estado acuoso e informe”.
Tal como vemos entonces F.  no sabe ni siquiera leer los pequeños fragmentos que a lo mejor encontró en el librito de Fernández. Vamos a explicarle el breve texto: Cuando Evola dice que la época actual se encuentra ubicada bajo el signo de Acuario, no está inventando nada, sino remitiéndose a una realidad, lejos de estar señalando un punto de vista a seguir, nos está refiriendo lo exactamente contrario, esto es que nos encontramos frente a un estado de decadencia en donde prima lo informe, siendo el agua símbolo de tal estado de fluidez y sin forma, como bien lo demostrara F cuando aceptara sin que se le moviese un solo cabello y hasta lo justificase, la anarquía, es decir la falta de forma, en el lenguaje. En ningún lugar ha dicho que la élite debe inspirarse en la era de Acuario, en todo caso es F el que se inspira en la misma.
Y agrega más dislates todavía aunque sin hacernos, como es su costumbre habitual, hacernos citas textuales:
En suma, Évola, después de cegar a sus seguidores, que tienen prohibido usar de la racionalidad, la inteligencia y la crítica para "preguntar el porqué", los reconduce, con las orejeras puestas, a las fuentes del liberalismo, a saber, el "individuo", el "yo" y su consabida "libertad". Nada menos que un Individuo Absoluto, un ego auto-referencial "mágico", debe permitirnos "superar" el denostado "individualismo" moderno.

Indudablemente nos está demostrando que tampoco ha leído la Teoría del individuo absoluto que no tiene nada que ver con el individualismo liberal, sino que es lo exactamente contrario. Mientras que el individuo absoluto, justamente por ser tal, se encuentra en una relación de desigualdad con los otros en tanto es el único libre, no estando relativizada su libertad como en el caso del individualismo liberal, en esta última ideología como también en el izquierdismo que sostiene F. todos por igual gozan de los mismos derechos, es decir también ellos son individualistas pero relativos y no absolutos como en cambio el pensamiento evoliano. En pocas palabras el tradicionalismo es individualista en forma absoluta en tanto sostiene la soberanía del Estado (el individuo absoluto) sobre la nación (el conjunto de individuos relativos), es decir sobre las partes singulares, sobre los otros individuos que no son el Estado, en cambio el sostenido por igual por la izquierda en su conjunto, sea liberal como socialista, es relativista y democrático en tanto considera que las libertades deben ser iguales en todos, aun en aquellos que nunca las han requerido ni necesitado.
Agrega también un antiguo lugar común que enarbolan los modernos en su totalidad para exaltar su pretendida superioridad sobre la sociedad tradicional, el de la mayor eficiencia de la propia:
Todas las sociedades tradicionales han sido derrotadas por las sociedades modernas. La razón vence a la tradición una y otra vez, dondequiera que ambas entidades se encuentren. La trascendencia es tan... trascendente (= más allá, en la acepción evoliana), que simplemente no se la capta por ningún lado, no "es". La India, con centenares de millones de habitantes, fue conquistada por un par de regimientos británicos y ningún kshatriya se mostró capaz de impedir la conversión del entero subcontinente en una colonia de la comparativamente pequeñísima Inglaterra. Los magos no han podido evitar tampoco, usando de sus "poderes sobrenaturales", el triunfo de los políticos materialistas. Évola podía haber acreditado su iniciación mágica derribando los bombarderos anglo-estadounidenses que arrasaban Alemania en 1945, pero las ruinas atestiguan su tántrica impericia.
Para agregar:

El poder "intemporal" se dobló ante el poder del tiempo; las sempiternas e inmortales instituciones perecieron: el poder de la muerte triunfó sobre las fantasías de inmovilidad egipcia (es decir que Nietzsche y Heidegger le ganaron a Platón y a Evola)
Esto representa una verdad a medias y por lo tanto una mentira. Ha sido justamente la era actual el siglo XXI en la que también vive F., pero que en su fanatismo no puede ver nada, la que nos ha mostrado que aplicando técnicas evolianas como cabalgar el tigre es posible sí que un orden tradicional derrote a uno moderno acudiendo también a medios precarios e irrelevantes. Ello lo hemos tenido primeramente con las famosas jornadas del 11S en donde se demostró que con una pequeña organización y 19 mártires era posible destruir los principales emblemas de la modernidad. Y hoy día dos pequeñas (en sus orígenes) organizaciones como Al Qaeda y el Estado Islámico y antes de ellos el movimiento Talibán, están logrando derrotar a la modernidad aun estando ésta coaligada en varias naciones poderosas, utilizando en su contra la tecnología sofisticada inventada por el enemigo.
4) Adhesión al evolucionismo darwiniano
El aludido Fernández dice en su texto, basándose en lo manifestado por Evola, que el hombre no deriva del mono sino de dioses, tal como sostiene el pensamiento tradicional. F., que es como decimos un hombre moderno y de izquierdas, cree en cambio en la religión darwiniana de la evolución de las especies y contesta lo siguiente:
Nadie ha podido, "acreditar" que en sus orígenes la Humanidad estuviera formada por seres divinos acomodados en una sede ártica, y cabe preguntarse cómo habría obtenido Évola semejante "información" si Dios mismo no se la hubiera comunicado utilizando canales místicos.

Fíjense Uds. que la misma persona que sin prueba alguna acusaba a Evola de cobrar un salario de la CIA, ahora le pide que aporte pruebas respecto de que haya existido una raza de hombres inmortales. Al respecto podemos contestar que si bien pueda discutirse de si la sede originaria de la humanidad prediluviana haya sido el polo norte, lo que es irrebatible y para ello no hay que acudir a ninguna fantasía literaria ni a ningún ‘cucurucho que flota en el universo’, tal el ejemplo hiperbólico que nos daba para querer refutar a Evola a través de Fernández, sino constatar que TODAS las grandes tradiciones históricas y religiones, de los lugares más remotos y distantes entre sí, que no pudieron haber tenido puntos de contacto, todas por igual nos hablan de un origen divino del hombre y no de una procedencia animalesca a la cual adhiere el aludido. La ciencia moderna que dice ser tan ajena a las ideologías y basarse en hechos tendría que explicarnos por cuáles razones ha existido tal unanimidad y entre culturas que no tuvieron contactos entre sí. Por lo tanto no es cierto que Evola no haya acudido a ‘pruebas’ para fundamentar sus asertos tal como dice el difamador, las cuales por lo demás no tienen por qué ser las que da la ciencia moderna a través de la religión evolucionistala fe moderna en el progreso, o la doctrina nietzscheana del superhombre distorsionada. Evola hace ver a su vez cómo tales ‘pruebas’ aportadas por los antropólogos y que demostrarían tal origen animal, si son ordenadas de una manera diferente a como lo hace la religión moderna, podrían también dar como resultado su opuesto, es decir que es el animal el que deriva del hombre y no al revés.
Pero bien sabemos que tales sociedades de origen inmortal sucumbieron y en tanto Fernández habría hecho alusión a ciertos cambios metereológicos que acompañaron la caída del hombre originario, tales como el congelamiento de los polos, se pregunta el aludido.
     Cómo podría ser  si los hombres primordiales eran de "naturaleza celeste" y disfrutaban de los mismos privilegios que los dioses, ¿cómo podían verse afectados "por el paso del tiempo" y por trivialidades tales como la meteorología? ¿No implica esta afirmación de hechos la introducción del devenir en la sociedad de los valores estáticos, permanentes, eternos? ¿No comportan las catástrofes naturales la existencia de un conflicto entre dicha "sociedad perfecta" y, como poco, su entorno natural? Y los "movimientos de población", ¿cómo casan con la pétrea inmutabilidad del origen? En suma, la "teoría" evoliana no puede explicar el paso del Ser al Devenir, la caída desde lo excelso del paraíso al tormentoso mundo de la finitud, la decadencia y la muerte. Apelar a cambios climáticos suena a cuento pueril y, desde luego, no resuelve el problema metafísico planteado.

F. confunde ex profeso o en todo caso ignora que lo que dice Fernández, si es cierto lo que él afirma, no es lo mismo que lo que ha dicho Evola, y que al menos carece de su precisión. Éste no ha manifestado nunca que la decadencia es producida por desórdenes climáticos u otros fenómenos físicos y materiales, pues en tal caso habría sido un pensador materialista, sino que ello ha sido el producto de un acto de libre decisión por parte del hombre, en el cual se ha producido un apartamiento respecto de un orden de inmortalidad en el cual se encontraba y en todo caso el cambio climático ha acompañado tal desorden acontecido en un plano espiritual en la medida que es el espíritu el que determina a la materia y no al revés.
Por último digamos que F., que insistimos no lo ha leído a Evola y que solamente lo ha hecho con el texto de este joven evoliano que ha escrito una breve introducción de 90 páginas, ignora lo esencial de su pensamiento que es lo relativo a la meta esencial que tiene el hombre en esta vida en la que ha elegido estar de acuerdo a su doctrina esencial, no mencionada para nada por el aludido, que es la de la preexistencia.
Para ello habría que formular una serie de precisiones a fin de contrastar con la torpeza de nuestro comentarista. En primer lugar habría que destacar que no es cierto que el mundo hiperbóreo hubiese sido eternoen todo caso era inmortal en tanto participaba de un tiempo de carácter infinito. Por lo tanto en el mismo existía el cambio y el devenir aunque no necesariamente el fenómeno de la muerte. Salir del mundo hiperbóreo de la inmortalidad y encontrarse en el mundo de la muerte, algo que exotéricamente es conocido como la caída, no es reputado como un fin en sí mismo sino un medio elegido intencionalmente para alcanzar una meta superior que es la eternidad, es decir, una instancia no temporal en donde no existe ni un tiempo infinito de inmortalidad como el que había antes de esta existencia, ni uno finito y de mortalidad como aquel en que nos encontramos ahora transitando y que debe ser trascendido para alcanzar tal dimensión superior. Lo cual es formulado a su vez y con léxicos distintos por todas las grandes religiones que no hablan de un retorno al paraíso adámico o hiperbóreo sino de la conquista de algo superior que representa la razón principal por la que hemos resuelto encarnarnos. Por supuesto que F opina todo lo contrario y leamos sus palabras puntuales.

5) Las contradicciones insolubles del sr. F.
Continúa con su texto:
Évola opone el Ser al Devenir, lo estático y eterno a lo finito y temporal. El nacionalismo revolucionario identifica, en cambio, el Devenir con el Ser. Sostiene Heráclito, nuestro primer metafísico, que no hay otro Ser que el Devenir mismo, sólo el "cambio" como tal "permanece", sólo el tiempo ("el pasar" mismo) no "pasa", de suerte que el mundo finito "es" la realidad, la única realidad acreditable y sagrada: aquello que denominamos, en términos no filosóficos, la Vida.
Insistimos en que esto lo podría decir también un marxista. Pero sigamos leyendo y veremos en qué otra cosa coincide con un marxista:

El heroísmo legítimo no consiste en otra cosa que en afirmar esta inmanencia incluso en la muerte; sobre todo, subrayémoslo para mayor escándalo, en la lealtad a la muerte como verdad absoluta de la vida y, en consecuencia, como fidelidad a la vida misma. La muerte, fundamento ontológico-existencial de la experiencia de la finitud, erígese así en condición de posibilidad del heroísmo radical, el cual, en primer lugar, habrá de acreditar un carácter espiritual.
Sin embargo a renglón seguido se contradice:  .
El "hombre superior", en Nietzsche, es  aquel que "acepta su propio ocaso" y avanza hacia su destrucción ("ser-para-la-muerte") a fin de que el Übermensch advenga a la Tierra:

Ahora bien,  si la muerte es la verdad absoluta no habiendo por lo tanto un después de la misma por el cual vivir, al afirmar el ideal del superhombre, quien es un ente que se encuentra más allá de nuestra muerte, se estaría dejando de convertir a la muerte en el verdadero absoluto afuera del cual nada es.
Es decir que no es que F. renuncie a formular una meta del hombre más allá de su existencia, sino que en su caso la misma consiste en inmolarse por una instancia inmanente y no trascendente. Es decir en el superhombre  mencionado por Nietzsche, en una instancia de crisis doctrinaria que lo hace sucumbir luego de haber formulado acertadamente una actitud de nihilismo radical. Ahora bien, en cuanto a que el mismo resulta inmanente a la vida, no a la de uno mismo, de un Dasein, sino de una entidad impersonal que regiría al mismo sujeto como una mediación, en el fondo no sería muy distinta del ideal de la sociedad democrática universal de la cual nos habla el liberalismo o del comunismo final del cual nos habla el marxismo. Ideales éstos por los cuales también se puede morir o inmolarse ‘heroicamente’ como en el caso del que lo hace por el superhombre. Y nos agrega a fin de que no nos confundamos.

La ingeniería genética y la eugenesia permitirían alcanzar en poco tiempo metas que harían empalidecer la "sede ártica" de los evolianos y la totalidad de sus pretensiones delirantes en torno a la magia, pero falta concebir el tipo de sociedad que posibilitase institucionalmente semejante salto histórico-evolutivo suprahumanista
Únicamente una sociedad socialista nacional-europea fundada en valores heroicos veristas —un Edipo Rey comunitario— podría responder así al impulso de la flecha que va del animal al hombre y de éste al ultrahombre.
Esa realidad "material" —la Naturaleza— desde la cual nuestra especie irrumpiera violentamente en la Historia cuando, gracias al lenguaje simbólico, la organización social y al trabajo productivo, escindióse a sangre y fuego de lo animal —y no paraíso metafísico o "trascendente" alguno—, constituye nuestra herencia "sapiencial" irrenunciable.

En realidad habría que decir que el que pretende volver a la sede ártica aquí mentada no es Evola ni los evolianos quienes nunca formularon tal cosa sino que tan sólo se remitieron a señalar un origen del hombre, es justamente F. en tanto quiere crear un superhombre que por ingeniería genética habría vencido a la muerte misma a partir de sucesivos  avances tecnologicos. Es decir lo mismo que existía en la sede Artica respecto de la cual Evola en ningún momento ha dicho que quiere volver, sino que su ideal es justamente aquello que está más allá de la vida sea de la finita y mortal como de la infinita e inmortal sea de la sede Artica como del Edipo rey comunitario que nos propone en sus delirios F.
Es que hay que decirle una vez más que la meta de un hombre tradicional no es el retorno a la sede ártica o a la sociedad adámica en la medida que las mismas también eran temporales pero de un tiempo infinito e inmortal, sino alcanzar un mundo celestial en donde el tiempo sea trascendido por la eternidad. Y lo formula de manera clara y precisa.

Acierta Évola cuando hace suya la tremenda, abismática exégesis del nihilismo (muerte de Dios, descomposición hedionda de los valores tradicionales) desarrollada por nuestro Friedrich Nietzsche, pero traiciona esa misma lectura al lloriquear como una ramera heroinómana por la debacle del platónico-cristiano "mundo de las ideas", el pálido y exangüe doble fantasmal edificado para escapar a la verdad despiadada del "mundo de la vida". Évola saca a la postre la nefasta conclusión de que hay que reconstruír tal metafísica ficción trans-mundana, actualmente hundida —¡y con razón!— en las ruinas del descrédito. Confiesa Évola sus fines de forma expresa, como si el muy canalla drogadicto nos tomara por idiotas: ¡la meta del evolianismo consistiría en reemprender el largo camino hacia un supuesto paraíso original perdido, un lugar (la "sede ártica") estático, perenne, inmarcesible e impávido como una pirámide egipcia y, sobre todo —aviso para "guerreros"— rancio mausoleo de momias guenonianas  exentas de conflicto!.
Volvemos a decir lo mismo el pobre no entendió nada porque no lo leyó a Evola: en ningún momento se postula un retorno hacia un supuesto paraíso original perdido, sería interesante que el día que se decida a leerlo nos lo cite puntualmente, sino por el contrario el hombre que ha vencido el mundo de la muerte del cual él participa y que venera, alcanza una dimensión superior que no existía ni en tal situación previa a su existencia ni en esta misma existencia, la dimensión de la eternidad que él confunde con el tiempo infinito del estado adámico. Quien en realidad traiciona el nihilismo radical es justamente F. al proponernos un ideal que trasciende a nuestra muerte que el del superhombre.
Finaliza por lo tanto de este modo su programa inmanentista y moderno el cual leeremos a continuación puesto que ni merece un comentario de nuestra parte en tanto habla por sí solo.

Évola no es sólo un tergiversador de la ideología NR, sino su adversario más alevoso. Es el enemigo a exterminar dondequiera que topemos con él: la abyecta, despreciable extrema Derecha, que mil veces nos ha apuñalado por la espalda amparándose en la excusa de la "lucha contra la subversión", cuando en realidad el derechista no dejaba nunca de temer más que por su abultada cuenta corriente y la "salvación del alma", de su alma (= amado ego), jamás por la nación. Con la Derecha (evoliana, católica, liberal, judía o gentil) no se habla; se la combate sin piedad. Porque somos FASCISTAS. Nada más.
Aquéllo que permanece invariable es la verdad de la muerte. Es decir, la temporalidad misma. El tiempo no pasa, somos nosotros los que pasamos...

Pero cuando Evola habla de algo eterno, se refiere justamente a la negación de la muerte, o sea, en última instancia, al bienestar.

No puede haber HONOR cuando la supuesta valentía se erige en un fraude existencial, en la MENTIRA.
No es honor aquello que amparan las sociedades tradicionales, sino un refugio ante la espantosa verdad, actitud que responde a intereses eudemonistas y, en el fondo, hedonistas.

Porque "la felicidad" del alma comprada a costa de la verdad equivale siempre a estados psíquicos agradables o, como poco, a la evitación de estados psíquicos dolorosos que el verdadero héroe tiene que SOPORTAR porque son inherentes a la esencia trágica de la existencia.

La divisoria entre el fascismo revolucionario y la extrema derecha tradicionalista puede parecer sutil, pero en realidad señala hacia el abismo más insondable.
Vemos pues que el aludido en el fondo, a pesar de decirnos lo contrario, no soporta la muerte como nos dice pues tiene que acudir a un ideal que la trasciende que es el del superhombre, que está más allá de su propia muerte.

6) Del joven Heidegger a Dugin
Y ahora vayamos al texto siguiente que, si bien no critica el pensamiento de Evola sí en cambio postula los mismos principios del joven Heidegger formulados por F pero queriendo aplicarlos abiertamente a la cuarta teoría política basándose en el hecho de que su creador Dugin formulara que tal pensador era su fuente principal de inspiración.
Dice Alsina (en lo sucesivo A.):
no puedo imaginar al Dasein fuera del mundo, y posteriormente colocado en el mismo. El ser-en constituye, fundamental e irreductiblemente el ser mismo de nuestra existencia
Recordemos que, de acuerdo al léxico heideggeriano, el Dasein se refiere al sujeto humano, es decir que le resulta inconcebible un hombre afuera de este mundo, no acepta pues la existencia de una dimensión trascendente. Pero además el Dasein no es solamente ser-en-el-mundo, sino también ser-con-los-otros, es decir tiene un destino colectivo, se reduce y se comprende por la sociedad de la que forma parte. Tendríamos por lo tanto una vertiente socialista del Dasein.
Agrega:
La temporalidad constituye el sentido original del “ser” del Dasein,
La existencia autentica del Dasein se caracteriza como aceptación de su finitud y su relación con la muerte. 
En cambio por contraposición la inauténtica sería aceptar lo contrario: que el ser verdadero del hombre no es la finitud ni la muerte, sino la trascendencia, la búsqueda de la eternidad.
Y esta actitud de fuga respecto de la existencia auténtica sería la decadencia, es decir de acuerdo a lo que también decía F, el hombre que no se soporta, cuando en cambio, de acuerdo al pensamiento tradicional y evoliano, lo decadente es exactamente lo contrario de lo formulado aquí por el autor, es cuando el hombre se reduce exclusivamente a la dimensión física y finita.
Toda la historia del pensamiento europeo sería la larga historia de una decadencia y de un olvido. La decadencia no empieza con el protestantismo o con el racionalismo, como sostienen los tradicionalistas, ni con el marxismo o el totalitarismo, como dicen los conservadores liberales, ni siquiera con el cristianismo como afirma Alain de Benoist. La decadencia empieza en los propios orígenes. 
Es decir se encuentra ínsito en los orígenes del pensamiento europeo con Platón y Socrates quienes bien sabemos formulaban la existencia de una dimensión superior y metafísica.
Y por qué adherir a la cuarta teoría política?
He aquí la respuesta: , porque la Rusia de Putin (influenciado por el pensamiento de Dugin) .. ha superado el comunismo, pero lo ha incorporado a su historia, es decir que el comunismo bien sabemos que como el primer Heidegger reduce al hombre a la temporalidad y a la historia, a ser en el mundo y por tal razón ‘La Cuarta Teoría política al haber hecho tal cosa, es la alternativa de futuro, y la filosofía de Heidegger ofrece una fundamentación filosófica, ontológica y existencial para la misma.
Vemos así regresar al joven Heidegger de izquierdas con la adhesión a una teoría política que ha incorporado en su seno, no liquidado como hiciera en cambio el Heidegger maduro, al comunismo.


*Se nos ha dicho sin que lo hayamos podido corroborar, que el aludido es miembro del grupo separatista catalán Plataforma por Cataluña el que, además de bregar por la destrucción de España, también solicitaba enviar tropas (suponemos que catalanas) para luchar en el Medio Oriente contra lo que se calificaba en su programa electoral como ‘terrorismo internacional’.
Marcos Ghio
Buenos Aires, 11/06/15


12 comentarios:

Anónimo dijo...

Los filósofos son como las almejas, se entierran, todos, son su propia lengua.

Anónimo dijo...

Quise poner "con", fé de erratas, no soy filósofo, me ocupo de cosas más importantes, como trabajar y sobrevivir.

Anónimo dijo...

Evola fue un charlatán, perifrático e inconducente en el sentido gramatical, y demasiado "el que mucho abarca poco aprieta", perdón por expresarme así, no soy "filósofo", soy Músico, y como tal puedo asegurarles que Beethoven, con apenas su tercer grado primario, interpretó a Kant mucho mejor que varios académicos de estos tiempos. Pero, sea, estoy más cerca de F. que de mi compatriota, primera llamada. Saludos. Muy buena página.

Celtix dijo...

Creo que Marcos Ghio comete un error en el apartado "El programa político evoliano y la Derecha" de su escrito. Tal vez se deba a que desconoce los ambientes evolianos españoles.

Ghio afirma que el término Derecha para Evola tiene una dimensión moral y sería ajeno a la política. El problema está en que los evolianos han tratado constantemente de hacer política en España (ignoro cómo será la situación en Argentina); de hecho, el propio Julius Evola, a tenor de su biografía, no puede considerarse como alguien apartado de la política.

La política en un sentido evoliano sólo puede entenderse como defensa de posturas ultraconservadoras. Su apología de conceptos como la monarquía por derecho divino, la sociedad estamental o la confesionalidad lo incluirían fácilmente dentro de lo que Gustavo Bueno llama las "Derechas alineadas". En este punto, lo que diferenciaría a la doctrina evoliana de otros teóricos tradicionalistas son sus fuentes: la "Tradición" para ideólogos como Jaime Balmes, Menéndez Pelayo, Vázquez de Mella o Ramiro de Maeztu consiste esencialmente en el Catolicismo; Evola elabora una doctrina multicultural que se nutre de toda clase de elementos (Islam, Budismo, ocultismo, etc).

Celtix dijo...

Aquí hay un elemento a destacar y que resulta muy extraño.

Hasta donde conozco —y que alguien me corrija si me equivoco— los evolianos tan solo han operado dentro de los grupos considerados como NR, al menos así ha sido en España.

Y digo que resulta muy extraño porque tenían a su disposición grupos más conservadores, como los franquistas o los carlistas, más "correctos" desde el punto de vista evoliano, en los que podrían haber militado y desarrollado su actividad política.

Habrá quien argumente que los discípulos de Evola han querido, en su generosidad, apartar a los nacionalistas revolucionarios de sus tendencias modernas y reconducirlos por el sendero que indica "lo Alto". Pero tal actitud es también muy desconcertante, porque si se trataba de enfrentarse a las ideas del Mundo Moderno, los evolianos podrían haber debatido directamente con comunistas, anarquistas, feministas, socialdemócratas, etc. para hacerles ver la luz transmitida por el barón del monóculo en sus obras; pero tal cosa ha pasado muy rara vez, por no decir casi nunca.

La simbiosis que se ha dado entre el Nacionalismo revolucionario y las tesis evolianas es algo que desafía la lógica.

Unknown dijo...

Suscribo el último comentario de Celtix. Y a su pregunta: no entraron en el submundo de la izquierda porque el discurso evoliano carece de puntos de conexión con el comunismo, el anarquismo, el feminismo, etc. En cambio, Evola utilizó el cebo de los valores heroicos para envenenar a los nacional-revolucionarios con doctrinas completamente reaccionarias y convertirlos en carne de cañón de la CIA (red Gladio).

Unknown dijo...

Para Celtix: Marcos Ghio apoya nada menos que la "política" de Estado Islámico, consistente en cortar cuellos como espectáculo hollywoodiense para horrorizar al mundo sobre la "amenaza islámica" que pesa sobre Occidente y facilitarle así a Israel la perpetración del genocidio palestino. Eso es "política", pero la típica de los evolianos, carne de cañón de las cloacas desde los tiempos de Gladio.

ENSPO dijo...

Los dos comentarios anteriores son míos.

Celtix dijo...

Para completar mis anteriores comentarios, me gustaría señalar que hay dos figuras argentinas que han ejercido cierta influencia intelectual en los sectores NR españoles.

Por un lado, tenemos a Alberto Buela. Tan solo he leído algunos artículos sueltos, así que no puedo hacerme una idea del conjunto de su producción escrita; pero, por lo que he podido leer en este blog, Evola se encuentra entre sus referentes. Por cierto, su mentor de juventud fue el mismo que el de Marcos Ghio: el padre Julio Meinvielle.

Por otro, se encuentra Juan Pablo Vitali, fallecido hace poco, procedente del Peronismo. Se mostraba partidario del Tradicionalismo evoliano. Si bien, su obra era literaria —poesía, sobre todo— más que doctrinaria (algo similar ocurre con otro admirador de Evola, el mejicano José Luis Ontiveros).

Desconozco si estas figuras —o el propio Ghio— han desarrollado alguna actividad política en Argentina. Si este blog cuenta con lectores de ese país, tal vez puedan aclarar ese punto.

Celtix dijo...

Por ahondar un poco en tema del que habla ENSPO en su segundo comentario, cabe indicar que la izquierda empezó a transformarse por influencia de corrientes tales como la Escuela de Frankfurt, precisamente por la época en que las teorías evolianas comenzaban a impregnar al neofascismo italiano de postguerra (para luego extenderse al resto de nacionalismos europeos).

Esas corrientes de pensamiento que afectaron a las izquierdas dejaban de lado la lucha de clases o las transformaciones socioeconómicas para centrarse en otras cuestiones; lo que ha hecho que algunos marxistas las señalen como culpables de desactivar el movimiento obrero

https://www.youtube.com/watch?v=1NfBDeI28Dw

También se podría añadir que, aunque el evolianismo no penetrase en su seno, hubo tendencias de filiación más o menos izquierdista por esas fechas que también desarrollaron creencias de tipo mágico y pseudoreligioso, inspiradas primordialmente en la New Age, con los hippies como ejemplo paradigmático.

¿Estaba el Sistema detrás de todo esto? No faltan voces que así lo afirmen.

ENSPO dijo...

Por supuesto que sí. Tengo que darle toda la razón. No olvidemos que ciencia, racionalidad, ilustración, filosofía, democracia, arte racional, tragedia... son instituciones creadas por los griegos que proceden de su tradición aria. Destruir la modernidad en cuanto secularización de esa tradición, hundirnos en la miseria orientalista y encima presentar como patrióticos y disidentes este tipo de mamarrachadas (orient-aciones), ha sido una carta jugada por el sistema, tanto en la izquierda como en la derecha. El sistema ya empezó a identificar el fascismo con el irracionalismo en obras como "El retorno de los brujos", de sobra conocida. En realidad, lo que nos estaban metiendo por la puerta trasera eran productos típicamente judíos, por ejemplo, la cábala. Esto es Julius Evola.

ENSPO dijo...

Sobre Alberto Buela y Pablo Vitali no puedo decir nada bueno. Buela es un mentiroso patológico y su obra más famosa, sobre el "disenso", va dirigida contra Jürgen Habermas pero desconoce completamente la obra de este autor monumental. En cuanto a Vitali, todo iba bien mientras te postrabas en alabanzas ante su divinidad, pero bastaron un par de preguntas (por lo demás muy respetuosas) para que empezara a ponerse nervioso y me bloqueara de malas maneras en Facebook. Su respuesta, creo recordar, era que él no tenía que darme explicaciones de nada. En realidad, lo que ocurrió es que era incapaz de responder a preguntas que fueran más allá de la poesía.